domingo, 18 de marzo de 2012

Gracias a instrumentos de alta tecnología que utilizan para atravesar un valioso mural del siglo XVI que se encuentra en Italia, los investigadores anunciaron el lunes que podrían haber encontrado la primera prueba de que tras él se esconde una segunda obra de arte: un fresco perdido de Leonardo da Vinci.

Con una minúscula cámara han tomado fotografías de un espacio vacío entre La batalla de Marciano de Giorgio Vasari y el muro posterior del Palazzo Vecchio de Florencia, actual sede del ayuntamiento de la ciudad.

Asimismo, han hallado restos de pigmento negro y laca, que consideran indicios de que el Leonardo perdido podría haberse salvado de la destrucción.

Por el momento los hallazgos no son concluyentes (la investigación, además, se ha visto interrumpida por fuertes protestas), pero constituyen las primeras pruebas que podrían resolver un misterio de más de cuatro siglos.

Leonardo da Vinci recibió en 1502 el encargo de Piero Soderini de pintar un fresco para celebrar la victoria de los florentinos sobre Milán en la batalla de las llanuras de Anghiari en 1440. La obra perdida es La batalla de Anguiari, que podría medir más de 6 metros de largo y 3 de alto.

Al parecer, Leonardo aprovechó la oportunidad para emplear  una nueva técnica experimental que terminó siendo un fracaso.

Hacia 1550 le encargaron a Vasari la reforma del Salón de los Quinientos, llamado así por los 500 miembros que formaban el Consejo de la República de Florencia, y éste pintó varios murales de gran altura.

Uno de ellos fue pintado sobre la obra inacabada de Leonardo, aunque una de las hipótesis señala que Vasari, admirador de Leonardo, en lugar de destrozar su mural, lo tapió.

El italiano Maurizio Seracini, director de la investigación y miembro de la National Geographic Society (propietaria de National Geographic News), lleva 36 años tras la pista de la obra perdida.

«Desde el primer día de mi investigación he tenido por objetivo descubrir dónde pudo ser pintada La batalla de Anghiari, y si sigue en el mismo sitio», afirma Seracini en el próximo documental de National Geographic Channel llamado Finding the Lost da Vinci. «Estoy convencido de que está ahí».

El que busca encuentra

Admirados artistas reprodujeron el fresco perdido de Leonardo da Vinci antes de que se perdiera en el tiempo. Una de las reproducciones más famosas  se encuentra en el Museo del Louvre, en París.

Estas reproducciones, aunque maravillosas, no son iguales que el original de Leonardo. Dejan fuera detalles que se perdieron al reducir el fresco pintado en un mural de gran tamaño a un lienzo y se cree que, en algunos casos, no se han retratado personajes que formaban parte de la obra original.

Por ello, investigadores como Seracini han dedicado todos sus esfuerzos a encontrar pistas que les lleven a descubrir la obra perdida de Leonardo.

La primera llegó en los años 70, cuando Seracini, desde un andamio frente al mural de Vasari, descubrió dos palabras escritas en el estandarte que sujeta uno de los soldados: «cerca trova», que significa «el que busca encuentra». Seracini lo entendió como la prueba de que Vasari construyó un falso muro sobre el fresco de Leonardo.

El equipo liderado por Seracini consiguió el permiso para escanear el Salón de los Quinientos con un radar de penetración de alta frecuencia. El estudio reveló la existencia de un espacio vacío detrás de la sección del mural que contiene la inscripción.

Para poder estudiar lo que hay detrás del fresco de Vasari, el equipo pensaba perforarlo en 14 puntos estratégicos, haciendo agujeros de un centímetro de ancho. Sin embargo, se levantó una gran protesta cuando los periodistas publicitaron el proyecto.

«Rápidamente se convirtió en un asunto político, y eso que solamente estaban haciendo pequeñísimas perforaciones a unos 9 ó 12 metros sobre el suelo», señala el historiador del arte Martin Kemp, de la Universidad de Oxford, que no participa en la investigación.

«En mi opinión, los daños pueden repararse de forma invisible».

Plan B

A pesar de las protestas, se concedió al equipo de Seracini una semana para continuar con su trabajo a finales de 2011, aunque no a través de las 14 perforaciones que esperaban realizar.

Para evitar dañar partes originales del fresco de Vasari, los conservadores del museo les permitieron perforar únicamente en las zonas agrietadas o ya restauradas. Muchos de estos puntos se encontraban alrededor del espacio vacío, pero los investigadores dieron con él: un hueco detrás de 17 centímetros de fresco y ladrillo.

Insertaron entonces una cámara endoscópica y grabaron lo que parecían restos de trabajo de albañilería y puntos que parecían haber sido tocados por un pincel.

Sacaron del agujero restos que analizaron después con rayos X: los resultados señalaron la existencia de pigmento negro. Basándose en ese análisis, Seracini cree que esos pigmentos son similares a los encontrados en partes de la Gioconda y de San Juan Bautista.

Además de estos pigmentos, localizaron fragmentos de material rojo que podrían ser laca, cuya presencia es muy improbable en una pared normal.

Estos componentes propios de las pinturas del Renacimiento constituyen para Seracini pruebas reveladoras, aunque se lamenta de no haber hallado más en el tiempo asignado.

«A menos que consiga un trozo y demuestre que es pintura, no puedo afirmar nada definitivo. Es muy frustrante», afirma Seracini en el documental.

¿Un descubrimiento histórico?

Peter Siddons, físico del Laboratorio Nacional de Brookhaven que ha confirmado famosas obras de arte con aceleradores de partículas (incluyendo un cuadro de Rembrandt) cree que hay muchas posibilidades de que haya algo detrás del fresco de Vasari.

«No conocemos muchos detalles por el momento, pero basándonos en lo que hemos sabido hasta ahora, creo que ahí hay pintura. Han encontrado trazos de pincel y restos de pintura», señala.

«Aunque lanzarse a decir que es un Leonardo da Vinci es otra cosa». «Pero alguien se tomó la molestia de construir un falso muro. Eso es cuanto menos intrigante».

Kemp considera que los resultados son interesantes, aunque no concluyentes. Los florentinos del Renacimiento solían pintar las paredes para decorarlas, por lo que los fragmentos encontrados podrían provenir de esas decoraciones, y no de un fresco de Leonardo.

«Ni siquiera sabemos cuál es la pared sobre la que pintó Leonardo. Las versiones no son nada explícitas en este sentido», afirma. «Aún así, estoy de acuerdo en que los resultados encontrados hasta ahora invitan a seguir adelante».

El trabajo de Seracini sigue en suspenso y podría no reanudarse hasta que se resuelva la cuestión política.

Según Kemp, si la investigación continúa y el equipo consigue pruebas del mural, estaremos ante un momento histórico.

«Creo que necesitamos un desenlace, no podemos dejarlo en el aire», añade.

«Si se confirma, será uno de los mayores descubrimientos del siglo».

Fuente:

 
Design by Compass World | Bloggerized by Carlos Alberto - Premium Blogger Themes | Carlos Alberto C. C.